Texto preliminar de una videoconferencia presentada por invitación al Simposio: "Ab Inition: Orígenes del Universo, la Tierra, la Vida y la Inteligencia", Facultad Experimental de Ciencias y Tecnología, Universidad de Carabobo, Valencia, Venezuela, 7 Julio 2005. (La versión final sera' publicada.)
BIOSEÑALES EN EL SISTEMA SOLAR
JULIAN CHELA-FLORES
The Abdus Salam ICTP,
Strada Costiera 11, 34014 Trieste, Italy
e
Instituto de Estudios Avanzados (IDEA),
Caracas, Venezuela
Phone: int. +390-40-22 40 392
E-Mail: chelaf@ictp.trieste.it
URL: http://www.ictp.trieste.it/~chelaf/index.html
1. Introducción
Antes de comenzar la charla deseo expresar mi agradecimiento a
los organizadores, especialmente a la Decano Dra. Yaquelin Loyo
de Sardi y al Profesor Nelson Falcón por esta magnífica
oportunidad de acompañarles en esta festiva ocasión
para la Universidad de Carabobo, especialmente para su Facultad
Experimental de Ciencias y Tecnología.
Me llena de emoción para el futuro de nuestra disciplina.
Los organizadores de este significativo evento han insertado la
Astrobiología el contexto del Congreso:
Ello es sumamente acertado
en el estado actual del desarrollo harmónico de las ciencias
de la cosmología y de la Astrobiología. Con especial
agrado recibí la información sobre la audiencia:
sería un grupo interdisciplinario con el nivel y profundidad
equivalente al precedente encuentro que tuvimos en Caracas (Chela-Flores
et al 2000), aunque entiendo que la presente reunión está
dirigida a profesores e investigadores justo al comienzo de sus
carreras.
El hecho que ya en nuestro país se pueda reunir un núcleo
de astrobiólogos es de por sí para mí un
estímulo sumamente satisfactorio. No debemos descuidar
la exploración del espacio y sus implicaciones. Me complace
saber que estamos dando los primeros pasos como país en
ambas direcciones. El nutrido programa de ponencias de este encuentro
demuestra el crecimiento vertiginoso que observo después
de la Escuela Iberoamericana de Astrobiología
en el IDEA. Especialmente notable es el presente proyecto
de crear una Sociedad Venezolana de Ciencias Espaciales. Desafortunadamente
no estaré presente físicamente con Uds., pero esperaré
con entusiasmo el libro de las Actas para informarme sobre las
ponencias del Congreso. Conviene recordar que otros países
emergentes, como lo son la India y la China le están dedicando
una alta prioridad a la exploración del Sistema Solar.
Ambos países asiáticos ya tienen misiones diseñadas
para la nueva conquista de la Luna en los próximos años.
En mi breve charla yo abordare' algunos de los problemas dentro
del Sistema Solar que están al alance de grupos experimentales
de ciencia y tecnología. Es limitado el posible apoyo económico
para estas investigaciones. Ello, sin embargo, no nos debe detener
a enfrentar la pregunta culturalmente más antigua que se
ha puesto el ser humano: ¿Estamos solos en el universo?
2. Importancia de las bioseñales en el sistema de Júpiter
En mi reciente artículo enviado a la revista Principia de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (Chela-Flores, 2005a), ya he discutido la relevancia del Sistema Solar exterior. Las misiones Voyager y Galileo fueron dirigidas a Júpiter. El segundo satélite galileano es de dimensión algo menor que la Luna, pero es de nuestro máximo interés. Antes de ir más adelante deseo describirles la imagen capturada justo al inicio de la Misión Galileo, la cual llegó al sistema de Júpiter en 1995 (Figura 1, NASA).
Se trata justo de una imagen
del segundo satélite galileano (en orden de creciente distancia
al planeta). El satélite se llama "Europa", siguiendo
la tradición de la cultura clásica occidental de
asignar al sistema de Júpiter personajes mitológicos
asociados al dios del Olimpo. Las coordenadas de longitud y latitud
son por conveniencia definidas con respecto al meridiano principal
(longitud 0). Este es por definición el centro del hemisferio
que permanentemente está enfrente de Júpiter. El
cráter más evidente en la parte inferior de la imagen
es 'Pwyll', de unos 50 Km de extensión, casi justo sobre
la longitud opuesta al meridiano cero (es decir está a
aproximadamente 270 Oeste y a 25 Sur).
Otro aspecto notable de la imagen es la forma de "X"
en la parte superior. Desde este cráter hasta esta grande
intersección hay unos 1,000 Km. La 'grande X' encierra
la región de Connamara. Esta zona podría ser de
poco espesor relativo, estando por encima de un océano
interior. Debido a la ubicación del cráter Pwyll
con respecto al meridiano cero, todo el hemisferio de la imagen
se le denomina el "hemisferio arrastrado". En otras
palabras Júpiter estaba a la izquierda cuando la imagen
nos fue enviada por la Misión Galileo.
Europa está totalmente cubierta de hielo de agua con considerable
contaminación de elementos químicos (Greenberg,
2005). Entre ellos destacan varios compuestos del azufre. Como
Europa se encuentra relativamente cerca de Io es de esperar que
posea alguna actividad volcánica en su núcleo de
silicato. Éste podría ser una posible fuente de
calor para fundir parte de la capa de agua que envuelve su núcleo.
Por esta razón, la cuestión de un océano
en Europa ha sido puesta en relieve y ha sido ampliamente debatida.
Con gran probabilidad habría también en el interior
del satélite una cantidad apreciable de carbono y compuestos
orgánicos. En resumen, Europa puede tener los tres ingredientes
que sabemos han jugado un papel esencial en la germinación
de la vida en la Tierra: una fuente de energía, agua líquida
y una cantidad suficiente de carbono. La superficie fue parcialmente
fotografiada por la misión Galileo, la cual llegó
a su fin en el mes de Septiembre, 2003. Muchas de las características
favorables a la vida son evidentes en una segunda imagen (Figura
2, NASA):
Las líneas oscuras que atraviesan la imagen son el producto
de las fuerzas debidas a las mareas que resquebrajan su superficie
helada. Las líneas más notables en la parte superior
de la Fig. 2 son la Línea Uadeus y la Línea Minos.
Su intersección yace a 50 Norte y 215 Oeste. Los colores
son falsos pero dan una buena idea de las zonas donde el hielo
no está contaminado por elementos químicos diferentes
del agua (es decir, la parte superior a la derecha de la imagen).
También son evidentes las zonas de contaminación
en donde el azufre juega un papel importante.
A mediano plazo hay dos propuestas para la exploración
de Europa. Sus objetivos son los siguientes: comprender más
profundamente la potencialidad de este mundo para mantener la
vida. La misión Galileo preparó un mapa parcial
de su superficie. Esto aumentó considerablemente la información
recabada por la misión Voyager . Las nuevas misiones que
están en preparación son (Figura 3, NASA): en primer
lugar la "Júpiter Icy Moons Orbiter", JIMO (Johnson,
2004; Christensen et al, 2005). En la próxima década
JIMO podría incluir una sonda que llegue a la superficie
de Europa con casi 400 Kg de equipo experimental.
En segundo lugar, la Agencia
Espacial Europea ha concluido el plan preliminar para llevar a
cabo la misión EMPIE. El acrónimo significa la "Europa
Microprobe In Situ Explorer" (Falkner et al, 2005). Con ella
se intenta colocar varias microsondas sobre la superficie de Europa
(Velasco et al, 2005). Hay algunos sitios en la Tierra en donde
existen condiciones ambientales análogas a las de Europa.
Un primer ejemplo es el Océano Ártico, en donde
distinguimos las profundas hoyas de Canadá, Fram y Noruega.
(El Polo Norte esta justo entre las hoyas de Fram y Canadá.)
Podemos apreciar que por debajo de la superficie congelada de
estas hoyas la temperatura del agua líquida está
por encima de los 4 grados Centígrados a una profundidad
de 500 metros.
Un segundo ejemplo se encuentra en Antártica (Priscu et
al, 1998). Allí una gran variedad de micro-organismos ya
han sido estudiados. En particular, gracias al descubrimiento
de Sir Robert Scott en 1905 conocemos los lagos de los valles
congelados. En el Valle de Taylor hay varios lagos permanentemente
cubiertos con una superficie congelada. En el Valle de Victoria
tenemos ejemplos bien estudiados desde el punto de vista de la
microbiología.. También sabemos que en todos estos
lagos existen bacterias (cianobacterias) y organismos multicelulares.
Tal es el caso de las diatomeas, las cuales están caracterizadas
por un núcleo que secuestra el material genético,
o sea son organismos eucarióticos. Hay un acuerdo general
que tales organismos podrían sobrevivir en el océano
europano. La futura exploración de Europa debe ser precedida
por una serie de pruebas en algún ambiente terrestre. El
sitio más adecuado es el continente Antártico. En
ese continente se encuentra un lago sumergido debajo de una capa
de hielo de unos 4 mil metros. Este lago, ubicado debajo de la
Estación Rusa Vostok, tiene una superficie 40 veces mayor
que la del Lago de Valencia (de hecho es ligeramente mayor que
el Lago de Maracaibo). Se cree que los organismos del Lago 'Vostok'
pueden haber estado aislados por un millón de años,
tiempo suficiente para que la Selección Natural aporte
novedosos efectos darwinianos a ese ecosistema. Sabemos que bajo
todos esos lagos hay microorganismos sobreviviendo en condiciones
similares a las encontradas en el océano de Europa. Esto
sugiere la pregunta de cuál podría ser un experimento
biológico adecuado en el contexto de la exploración
de Europa.
¿Existen elementos biogénicos volátiles en los satélites galileanos?
Afortunadamente, estudiando sólo la superficie europana podríamos enfrentarnos con señales de una biota subyacente. Recordemos en este sentido que en la Tierra hay compuestos químicos que están asociados al metabolismo o a la descomposición de microbios (Bhattacherjee y Chela-Flores, 2004). El mercaptano, por ejemplo, es un producto del decaimiento de materia animal o vegetal. (También se encuentra en el petróleo.) El término mercaptano se aplica específicamente al etil mercaptano C2H5SH. Este es un compuesto de azufre volátil y biogénico (como lo es también el metil mercaptano). El mercaptano se encuentra en bacterias, se obtiene eventualmente del sulfato que es reducido en la célula. Por consiguiente, si en la superficie helada de Europa se detecta una región con una fuerte señal en 3.88 micrometros (McCord et al, 1998), antes de atribuírsela al mercaptano es necesario confirmar su biogenicidad con la instrumentación apropiada. Si la presencia del mercaptano fuese debida a la influencia del medio interestelar en la formación del satélite, entonces la posible veracidad de esta hipótesis pudiese ser excluida con la ayuda de un parámetro de la biogeoquímica llamado "delta34S" (Schildowski et al, 1983):
donde, por ejemplo, 32S denota el isótopo más abundante del azufre. Su valor es cercano a cero cuando la muestra (mu) coincide con el valor del meteorito del Cañón Diablo (MCD). Este famoso cuerpo pequeño del Sistema Solar es una triolita (FeS), la cual fue encontrada en un cráter al norte de Phoenix, Arizona. Este parámetro nos ofrece una comparación de la muestra estudiada con la muestra del MCD, el cual coincide con el cociente promedio (cp) terrestre de los dos isótopos más abundantes del azufre (32 y 34, respectivamente). El parámetro delta34S tiene valores positivos cuando hay en comparación una mayor cantidad del isótopo 34S. Sin embargo, la ventaja de la definición es que, por el contrario, delta34S será de valor negativo si el isótopo32S es más abundante. Además se observa que en materiales del Sistema Solar no terrestres (polvo lunar y meteoritos) los valores del parámetro delta34S son cercanos a la media del MCD. Ello significa que procesos biológicos serán más facilmente reconocibles cuando se analiza el elemento azufre, en vez del carbono, hidrógeno, o nitrógeno (Kaplan, 1975).
Discusión
La producción del compuesto
de azufre por bacterias anaeróbicas se está actualmente
estudiando en ambientes lacustres (Del Negro et al, 2000; Chela-Flores
et al, 2005). Las bacterias que metabolizan el azufre no pueden
ser descartadas de antemano como una fuente de contaminación
de la superficie helada de Europa. Si la fuente de azufre fuese
biogénica, desviaciones significativas del parámetro
delta34S deberían ser detectables. Cromatografía
de gases-espectrometría de masa (GC-MS) es una posible
instrumentación apropiada para la detección de tales
bioseñales. Alternativamente, una variedad de instrumentos
miniaturizados están disponibles, los cuales han sido preparados
para otras misiones, especialmente para la misión Bepe
Colombo destinada a Mercurio en la próxima década
(Sheridan et al, 2003).
No podemos concluir nuestro breve recuento sobre las implicaciones
de reconocer bioseñales en Europa sin hacer notar sus implicaciones
más profundas: Ya conocemos un elevado número de
planetas similares a Júpiter fuera de nuestro sistema solar.
Para ser exactos, al momento de escribir este artículo
(o sea, a mediados del año 2005), el número de 'exoplanetas'
es 155 . Pudiese ser frecuente el acoplamiento de un planeta gigante
con un satélite, cuyas condiciones sean favorables a la
vida. Esta observación nos proporciona un escenario mucho
más amplio que la simple búsqueda de planetas terrestres
en zonas habitables de los numerosos sistemas solares ya conocidos.
Si la respuesta fuese afirmativa a la pregunta que nos hemos hecho
anteriormente: ¿Estamos solos en el universo? sus
implicaciones en las humanidades serían profundas (Chela-Flores,
2005 b; 2006 a; 2006 b).
Bibliografía General
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Se recomienda al lector consultar una introducción a la Astrobiología (http://www.ictp.trieste.it/~chelaf/ss14.html) en castellano, junto con otros artículos (http://www.ictp.trieste.it/~chelaf/ss16a.html) sobre el satélite de Júpiter.
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