In: Principia (Barquisimeto). By invitation. 18 (2001), pp. 12-18.
LA ASTROBIOLOGIA, UN MARCO PARA LA DISCUSION
DE
LA RELACIÓN HOMBRE -UNIVERSO
Julián Chela-Flores
The Abdus Salam International Centre of Theoretical Physics
Miramare P.O. Box 586; 34100 Trieste, Italia
and
Instituto de Estudios Avanzados
Apartado 17606 Parque Central, Caracas 1015A,Venezuela
Universalidad en la evolución de la vida
Una profunda apreciación del ser humano
y su posición en el Universo puede ser racionalizada en
termino del poder creativo de la selección natural [1].
En este trabajo ilustraremos la notable contribución de
Charles Darwin (1809-1882) en relación a los pasos principales
de la línea evolutiva que procede desde una bacteria hasta
la generación de la humanidad.
El enfoque de dos movimientos filosóficos del siglo XX
ha estimulado la incorporación de las ideas de Darwin dentro
de un amplio ámbito cultural. En el pragmatismo
consideramos que las ideas pueden transformarse en realidad en
la medida que ellas nos ayuden a establecer relaciones satisfactorias
con otras partes de nuestra experiencia. El fisicalismo
mantiene que todas las leyes de la Naturaleza, incluyendo aquellas
que son aplicables a los organismos vivientes, son consecuencias
lógicas de las leyes necesarias para la explicación
de los procesos inorgánicos.
Ya dentro del pragmatismo, John Dewey [2 ]discutía algunas
de las consecuencias de la evolución a través de
la selección natural. Willard Van Quine, quien se mantuvo
bajo la influencia del pragmatismo nunca abandonó el fisicalismo,
influenciado por el grupo llamado 'Círculo de Viena' (o
sea, un grupo de filósofos asociados a la Universidad de
Viena durante la segunda y tercera décadas del siglo pasado,
quienes intentaron añadir el rigor de la lógica
matemática a la tradición empírica).
Quine fue expuesto a esta doctrina en la primera etapa de su formación.
De hecho, en 1960 Quine desarrolló teorías del significado
las cuales tienen sus raíces firmemente en la biología
[3]. Más recientemente Daniel Dennett, quien estuvo durante
su formación bajo la influencia de Quine, ha discutido
ampliamente las implicaciones culturales de la evolución
biológica a través de la selección natural
[4] .
Del punto de vista de la teología, la reciente reflexión
que la evolución "es algo más que una hipótesis"
[5] enfatiza la verdadera revolución iniciada por el descubrimiento
de Darwin. Esto ilustra el hecho que las implicaciones del mecanismo
de la evolución abarcan la biología y además
toda la cultura contemporánea.
Darwin inicia sus explicaciones, por decirlo en términos
sencillos, 'en el medio', o sea con los organismos vivientes.
Sabiamente para un científico que se desenvolvía
a mediados del siglo XIX, los dos extremos del problema fueron
evitados: tanto el origen de la vida en la Tierra, así
como también la posible distribución de la vida
en el Universo.
La astrobiología
A pesar que a comienzos del siglo XXI todavía
la solución final a estos problemas se nos escapa, algunos
de los primeros pasos para establecer la vida en la Tierra ya
han sido racionalizados en el laboratorio: el área de investigación
a la cual nos referimos es la evolución química.
Los principales problemas y técnicas necesarias para el
estudio de la distribución de la vida en el Universo ya
han sido estudiados. Deseamos comentar brevemente sobre estos
dos problemas, los cuales hoy son incluidos dentro de la astrobiología
(la nueva ciencia del origen, evolución, distribución
y destino de la vida en el Universo). En la época de la
publicación del "Origen de las Especies" (1859)
tales cuestiones fueron evitadas por Darwin.
Alexander Oparín estableció las bases científicas
para el estudio del origen de la vida; más precisamente
el químico ruso estableció las bases para la evolución
química.
Este largo período que ha transcurrido desde que fueron
tomados los primeros pasos de la evolución química
no ha sido suficiente para resolver el problema de nuestros orígenes,
sin embargo hay un convencimiento general que la universalidad
de las leyes que hoy conocemos en las ciencias básicas
pueden llevar a la eventual comprensión del origen de la
vida en la Tierra hace unos 4 'millardos' de años. (El
término millardo es adoptado para evitar ya sea el anglicismo
'billón', como también la frecuente repetición
de la frase 'miles de millones'.) Pero, lo que es más relevante
desde nuestro punto de vista, es que también conocemos
los rasgos principales de la evolución biológica
hasta la aparición de la inteligencia en organismos multicelulares,
hecho que ocurrió sólo durante los últimos
2-3 millones de años. Los organismos en donde el fenómeno
de la inteligencia ha llegado a su máxima expresión
evidentemente son los seres humanos.
Los homínidos se separan de los otros primates en el Mioceno
superior, hace unos 7 millones de años. Esto ocurre debido
a considerables cambios geológicos en el Africa occidental.
Desde el origen de los seres humanos no siempre fueron los homínidos
quienes tuvieron el máximo grado de encefalización
(o sea que dado un homínido y otro mamífero de equivalente
tamaño, no era el homínido quien tuviese el cerebro
de mayor tamaño). El caso específico de encefalizaciones
equivalentes concierne a nuestro ancestro el Australopithecus
y a algunos cetáceos (delfines y ballenas).
Por otro lado, veremos que debido al enorme progreso en el área
de la ciencia y de la tecnología, en la segunda parte del
siglo XX se nos imponen dos vías de investigación
al segundo problema que fue evitado por Darwin: la distribución
de la vida en el Universo.
En este caso dos componentes entran dentro de nuestros objetivos
principales:
(a) La búsqueda de organismos multicelulares (en sistemas solares vecinos) que hayan llegado a un nivel de inteligencia similar al nuestro y que estén en capacidad de comunicarse por medio de ondas de radio, o cualquier otra frecuencia en el espectro electromagnético. Este es el programa de investigación en radio astronomía que Frank Drake inicia en los años sesenta del siglo XX [6]. Este esfuerzo se conoce como el proyecto SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence).
(b) En segundo lugar tenemos la detección, a través de misiones espaciales, de los primeros pasos de la evolución hacia la inteligencia dentro de nuestro propio sistema solar [7]. En otras palabras, el segundo aspecto que resaltaremos será la búsqueda de microorganismos que hayan sido sujetos a la transición hacia las células verdaderamente (en griego 'eu' ) con núcleos ('karyon'). Por esta razón, a las células que poseen núcleos se les llama 'eucarióticas'. Tales núcleos están compuestos de lípidos y otras biomoléculas. Hay suficiente evidencia en micropaleontología que nos induce a pensar que hace dos millardos de años la eucariogénesis ya había ocurrido en la Tierra. Este singular fenómeno es importante, ya que la célula eucariótica caracteriza a todas las especies que han logrado un alto grado de encefalización en la Tierra.
Nuestro principal propósito es mostrar
como estos dos objetivos de la astrobiología están
basados respectivamente en dos ramas científicas desarrolladas
en la segunda parte del siglo pasado, la radio astronomía
y la biología molecular.
En resumen, deseamos poner en evidencia como la astrobiología
puede conducirnos a comprender mejor aspectos científicos,
filosóficos y teológicos sobre nuestra posición
en el universo.
Marco cultural de la relación hombre-Universo
Deseamos distinguir dos aspectos del marco cultural de la relación hombre-Universo:
(i) El primero es que consideraremos "marco cultural" en su más amplio sentido, incluyendo el arte, la teología, la filosofía y la ciencia.
(ii) El segundo aspecto se refiere a la comprensión de la verdadera posición nuestra en el Universo.
Tres grandes barreras se han interpuesto al progreso. Dos de ellas ya han sido eliminadas: el geocentrismo y el antropomorfismo. Sin embargo, queda por lo menos otra barrera: el biocentrismo (o sea, la suposición que la vida sólo se originó en la Tierra). Podemos abordar el tema central de nuestro interés con una pregunta que a primera vista no parece estar relacionada con nuestro tema:
¿Cuáles condiciones causan que una nación produzca grandes hombres?
Para apreciar la cultura en su amplio sentido,
en la próxima sección ilustraremos los estrechos
vínculos que ya existen entre las diversas ramas de la
cultura. En primer lugar, Bertrand Russell (1872-1970), en una
singular entrevista [8], propone una respuesta que nos permite
ilustrar los dos aspectos principales de la relación hombre-Universo,
a los cuales ya hemos aludido. Según este filósofo
revisando la historia apreciamos que países que han sido
poderosos políticamente y luego cesan de serlo, pierden
culturalmente; por consiguiente, seres que podrían ser
culturalmente grandes, cesan de tener la confianza en sí
mismos necesaria para hacer cualquier cosa grande. Russell enfatiza
que hombres de pensamiento original siempre han sido expuestos
a persecuciones.
Dos personajes ligados a la potentísima República
Veneciana, la cual mantuvo su poder por un milenio, se ajustan
a la respuesta russelliana sobre la prosperidad de las naciones
y su relación a la producción de las grandes contribuciones
a la cultura universal.
Vínculos entre las culturas
En 1840 el pintor inglés Joseph Mallord
William Turner (1775-1851), inspirado por la Ciudad de San Marco
anticipa en las artes plásticas a todos sus contemporáneos,
como, por ejemplo al pintor James Holland (1799-1870), quien cedió
a la tentación figurativa de reproducir la belleza del
Canal Grande en su obra "El Canal Grande", conservada
en la Galería Tate de Londres.
Turner más bien transforma todo en puro color. Tanto la
luz como los sentimientos son expresados a través del color.
Su "Vista de Venecia: Atardecer", también
conservada en la Galería Tate, se aleja radicalmente de
sus contemporáneos al evitar el énfasis de la espléndida
arquitectura bizantina, ya evidente en la obra de Holland. Críticos
de arte de su época solían referirse con desprecio
a estos avances del solitario pionero inglés [9].
Medio siglo más tarde llega a Venecia una notable pareja
francesa: en el mes de Octubre de 1908 Alice y Claude Monet comienzan
una permanencia de dos meses. Esta ciudad de nuevo inspira obras
magistrales. En "Góndolas en Venecia", actualmente
en el Museo de Bellas Artes de Nantes (Francia), Monet (1840-1926)
ya al final del período impresionista no sólo busca
la abstracción de la realidad inspirada en la luz, lo cual
había caracterizado a los impresionistas. Más bien
Monet lleva la abstracción impresionista también
hacia el color, camino señalado por Turner medio siglo
antes.
Ya sea Turner, o Monet, por medio del arte buscan la esencia de
las imágenes percibidas por el ojo humano. David Hume (1711-1776)
en su "Tratado de la Naturaleza Humana" había
distinguido las percepciones de la mente en impresiones e ideas.
El crítico de arte, Kenneth Clark [10 ] sugiere una asociación
entre la abstracción artística y la filosofía
de Hume que buscaba sustento en la ciencia de Isaac Newton (1642-1727).
Ya Newton en su "Opticks" había estudiado
la naturaleza de luz y color.
No deseo profundizar en estas reflexiones. Sirvan ellas sólo
como un esbozo de las íntimas relaciones que se pueden
establecer entre las diversas manifestaciones de la cultura. Con
Turner y Monet, inspirados por la irrepetible grandeza de la República
Veneciana, podemos sugerir relaciones estrechas entre el arte,
la filosofía y la ciencia.
En la Capilla de los Scrovegni (en Padua) tenemos otro ejemplo
de una interacción entre la ciencia y el arte. Giotto (1267-1337),
de quien no conocemos su nombre completo, trabajó entre
1304 y 1306 en la decoración de la Capilla patavina. La
pintura mural del nacimiento de Jesús incluye un cometa
para representar la estrella de Belén. Se cree que Giotto
haya usado una de las apariciones del cometa Halley como modelo.
Cuatro siglos más tarde, la regularidad de su órbita
será propuesta por la teoría universal de la gravedad.
Más recientemente, en nuestros días el artista Jon
Lomberg, quien colabora con la Sociedad Planetaria en California,
ha ilustrado el papel del artista en la comunicación de
la ciencia. Con sus hermosas ilustraciones sobre cuerpos dentro
y fuera del Sistema Solar, Lomberg sugiere la importancia de la
frontera ciencia y arte. Queda plasmada en algunas de sus pinturas
el origen del DNA como consecuencia de traer a la Tierra primitiva
los elementos químicos, de los cuales está formada
la molécula básica de nuestros genes.
Vínculos entre el arte y la religión fueron abundantes
durante el Renacimiento. Un ilustre pintor veneciano, Jacopo Robusti
'el Tintoretto' (1519-1594) en su obra "La creación
de los animales", conservada en la Galería de
la Academia, nos presenta un Dios antropomórfico generando
la creación de los animales. El origen de la vida fue dominio
exclusivo de la teología hasta el advenimiento e las revolucionarias
teorías de Darwin y Oparín.
¿Cuál es la real posición de la humanidad en el Universo?
Por otro lado, la respuesta de Russell puede
ser ilustrada con un ejemplo más contundente. La Serenissima
República Veneciana ofreció libertad de expresión,
investigación y desarrollo de técnicas, así
como también estímulo material para quienes contribuyeran
por medio de la vida académica a incrementar el conocimiento.
La antiquísima Universidad de Padua acoge a Galileo Galilei
(1564-1642) por 18 años. El telescopio ya había
sido descrito por Giovan Battista Porta [11] en la edición
de 1589 de su libro "Magia naturale"; pero en
manos de Galileo el novedoso instrumento mejora considerablemente.
El genio de Galileo, actuando en la libertad ofrecida por la poderosa
Venecia, consiste en implementar un debate en base de precisas
observaciones sobre las teorías ya conocidas, como la rotación
de la Tierra sobre su eje y alrededor del Sol, es decir la teoría
heliocéntrica de Nicolás Copérnico (1473-1543).
De esta manera se elimina la necesidad de apelar a la revelación
para la comprensión de un aspecto de nuestra posición
en el Universo.
Galileo, hombre de pensamiento original, no se escapa a las persecuciones
mencionadas por Russell. Al dejar su posición en la Universidad
de Padua, Galileo pierde la protección ofrecida por la
República Veneciana [12]. El pontífice Urbano VIII
(1623-1644) permitió el proceso de Galileo en 1633. Era
previsible. Ya el Papa Gregorio IX (1227-1241) instauraba la Inquisición
en 1233, hacía más de 3 siglos. Con el tiempo ese
instrumento fue usado para combatir herejía, brujería,
alquimia y otras nefastas desviaciones, entre las cuales se suponía
entonces estaba incluida la teoría de Copérnico.
Hubo que esperar hasta el 30 de Octubre, 1992 para la rehabilitación
del matemático patavino por parte del actual pontífice.
Este segundo ejemplo nos da la base para introducir la parte principal
de nuestro trabajo: En nuestra búsqueda de la posición
de la humanidad, dos etapas son cruciales: la caída del
geocentrismo con las observaciones de Galileo y la posterior caída
del antropocentrismo con el trabajo de Darwin. Hay que resaltar
que la plena desaparición del antropocentrismo, como ya
enfatizamos al comienzo de este trabajo, tuvo que esperar hasta
1996, cuando Juan Pablo II declara que se podría considerar
la teoría de la evolución algo más que una
hipótesis.
Dos temas, por consiguiente, dominan nuestro pensamiento: en primer
lugar, la estrecha unidad de las diferentes manifestaciones de
la cultura. En segundo lugar, debemos considerar la posibilidad
de la eventual caída del 'biocentrismo'. Esta es la última
barrera que no ha sido aún superada en nuestro permanente
ascenso hacia el reconocimiento de la real posición de
la humanidad en el Universo.
La mayor parte de los científicos no argumentaríamos
que la vida terrestre está sola en el Universo. Sin embargo,
a pesar de notables esfuerzos ya mencionados, nadie ha logrado
elaborar exitosamente las bases científicas para el repudio
del biocentrismo. Tal progreso deberá estar basado sobre
las sólidas bases de la tradición científica
iniciada por Galileo, es decir, claras hipótesis apoyadas
por observaciones precisas y que puedan ser repetidas.
¿Tiene la humanidad una posición especial entre los organismos vivientes?
Algunas interpretaciones de la Teoría
de la Evolución parecerían favorecer una posición
diferente a la de los radio astrónomos que se han dedicado
a la búsqueda de la vida inteligente. Las razones que han
conducido a esta dicotomía se radican en argumentos basados
en la taxonomía.
Los seres humanos representan sólo una especie entre 4
mil especies de mamíferos. Los mamíferos, por su
parte, son un pequeño grupo de unas 20 mil especies de
vertebrados. A su vez los vertebrados resultan una pequeña
fracción cuando se comparan con el millón de especies
de insectos. Eso nos da una perspectiva real de la posición
de la humanidad dentro de la totalidad de los organismos vivientes.
Podemos aceptar que existe una evidente complejidad reflejada
en el número de neuronas que observamos en los humanos
en comparación con, por ejemplo, Caenorharbditis elegans.
Este anélido tiene sólo unas 300 neuronas! Sin
embargo, insistir que la posición de los humanos en el
Universo es especial está en bases inseguras.
La conclusión de esta línea de argumentación
es que ninguna tendencia podría ser seleccionada como el
indicador de una posición especial de una especie entre
los 30 millones en que se estima la totalidad de las especies
que actualmente existen en la Tierra.
Por otro lado, la evolución de la inteligencia en los humanos
introduce un factor adicional, la evolución cultural,
la cual es particularmente difícil de estudiar sobre
una escala geológica del tiempo. La cultura en los humanos
es un fenómeno reciente, debido a que su evolución
no va más allá de 2 millones de años antes
del presente.
Indicadores claros de cultura datan desde los magdalenios, cuya
antigüedad podemos medir en miles de años, más
bien que en millones, o millardos de años. Homo sapiens
es capaz de dar respuestas flexibles a cambios ambientales.
La cultura podría ser finalmente un indicador para diferenciar
al H. sapiens de otras especies.
Sin embargo, debemos resaltar que hay un acuerdo general que en
un ambiente extraterrestre la evolución no reproduciría
a la humanidad de nuevo.
Por otro lado, no podemos evitar la consideración de que
un nivel de inteligencia equivalente al de los humanos (por ejemplo
en relación a un comportamiento inteligente análogo
al nuestro) podría ser logrado como consecuencia de los
factores evolutivos que ya hemos identificado en la Tierra. Esta
posibilidad es independiente de los detalles particulares del
árbol de la vida [13 ] que en otros mundos ya hayan elevado
microorganismos hasta organismos de comportamiento inteligente.
Podemos ilustrar con un ejemplo que la aparente imposibilidad
de repetir el proceso que condujo a la emergencia de la humanidad,
no sea el punto central en nuestra búsqueda del apropiado
marco cultural para la relación hombre-universo.
Para lograr este objetivo es útil recordar lo que dijimos
anteriormente: decimos que los organismos con el mismo tamaño
de cuerpo, pero con cerebros más grandes, son organismos
mas 'encefalizados' [14].
El nivel de encefalización se correlaciona bastante bien
con algunos indicadores de inteligencia, tales como capacidad
de resolver problemas. El caso del chimpancé no es muy
útil, ya que su grado de encefalización es sólo
un tercio del nuestro. Además, su evolución es muy
cercana al Homo sapiens, ya que la totalidad de sus genes
- sus correspondientes 'genomas' - coinciden en un 90%. Hasta
hace unos 7 millones de años antes del presente nuestros
ancestros todavía no se habían separado de otros
primates en líneas evolutivas independientes.
Resulta mucho más útil establecer una comparación
entre humanos y cetáceos (delfines y ballenas). Algunas
especies de delfines tienen un grado de encefalización
de un 65% del H. sapiens. Además, por ser mamíferos
que tienen 60 millones de años de evolución en un
medio acuático, su cerebro es considerablemente diferente
al del chimpancé. Por otro lado, si observamos la evolución
de los delfines, salta a la vista el hecho que su grado de encefalización
es superior al del Australopithecus. También es
superior a nuestros ancestros homínidos, como el H.
habilis. Lo que es aún más notable es que el
grado de encefalización de nuestro ancestro más
cercano, el H. erectus no era apreciablemente superior
al de algunos delfines.
Discusión
Estamos viviendo un momento de expansión
del número de personas que se interesan en el problema
del origen de la vida. Por lo general algunos teólogos
han evitado informarse sobre nuestro fascinante campo de investigación,
principalmente debido a algunas dificultades que han persistido
por un largo período. En particular, para mencionar sólo
un punto difícil de común interés, podemos
recordar el origen de la humanidad. Una de los principales escollos
para un diálogo sobre esta cuestión podría
ser como leer los libros sagrados de las diversas tradiciones
religiosas.
Esta actitud ha perdurado por casi dos milenios, a pesar de la
muy clara posición adoptada por San Agustín en su
obra La Ciudad de Dios [15], cuando recomendaba optar por
una interpretación alegórica del texto sagrado,
cuando hubiese una contradicción con la ciencia. Una reciente
posición análoga corresponde a algunos aspectos
del mensaje que Juan Pablo II leyese a los miembros de la Academia
Pontificia de Ciencias el 22 de Octubre de 1996. El motivo de
la reunión fue debido a la discusión en el seno
de la Academia del origen y evolución de la vida. En dicho
mensaje fue definido el tema que nosotros hemos escogido para
este trabajo (el origen de la vida en el universo), el cual interesa
a la Iglesia, ya que la Revelación contiene enseñanzas
concernientes a la naturaleza y orígenes del hombre [16].
Estimamos que esta posición ha abierto un fructífero
diálogo entre científicos, filósofos y teólogos.
Como hemos tratado de demostrar en este trabajo, independiente
de la rama de la cultura que practiquemos, todos nosotros estudiamos
cuestiones relativamente vecinas.
Estos pasos recientes de acercamiento entre las culturas, las
cuales una vez estuvieron aparentemente muy alejadas, sólo
puede reforzar el ya considerable florecimiento del estudio integrado
del origen, evolución distribución y destino de
la vida en el Universo, temas ya reunidos en la nueva ciencia
de la astrobiología; ella invita a un diálogo constructivo
e interdisciplinario entre las ciencias y las humanidades.
Podemos concluir diciendo que no tenemos respuesta para la pregunta:
¿Existen otros mundos habitados?
Pero por lo dicho anteriormente podemos ser optimistas sobre la obtención de una respuesta positiva. Es más, esperamos que nuestra propia generación pueda dar respuesta a una de las más importantes preguntas que se han podido formular hasta el presente:
¿Cuál es la relación entre nuestra propia evolución, la cual ha llevado un organismo unicelular primordial hasta la génesis de la humanidad, y otra evolución independiente, ya sea dentro del Sistema Solar, o en otros sistemas solares?
Quisiéramos concluir con una observación.
Ya Mayz Vallenilla [17] ha analizado algunas de las consecuencias
de haber superado las visiones restringidas del geocentrismo y
antropocentrismo. El rechazo del geocentrismo es evidente debido
al binomio de Copérnico y Galileo. El antropocentrismo,
suponía que el hombre era el centro de todas las cosas,
lo cual fue descartado en vista de la revolución darwiniana.
La revolución actual que estamos atravesando con la nueva
ciencia de la astrobiología nos induce a pensar que no
es prematuro reflexionar sobre lo que significaría el abandono
del punto de vista del biocentrismo.
Como hemos repetido en el pasado, la posible restricción
de la vida sólo en la Tierra, es una suposición
que ha sido mantenida elocuentemente por el ilustre biólogo
francés Jacques Monod, quien opinó que el hombre
sabe al fin que él está solo en la inmensidad del
insensible Universo, en el cual él ha emergido sólo
por casualidad [18].
Considero que este trabajo le demuestre al lector de "Principia"
que uno de los más grandes logros en la historia de la
ciencia, y de la cultura en general, sería el abandono
del biocentrismo por razones puramente científicas, ya
sea a través de misiones espaciales exitosas 7, o por el
eventual éxito del proyecto SETI [19].
Bibliografía General
Los temas tratados en el presente trabajo pueden ser ampliados con la lectura de los siguientes libros:
Julián Chela-Flores (2001). The New Science of Astrobiology From Genesis of the Living Cell to Evolution of Intelligent Behavior in the Universe. Kluwer Academic Publishers: Dordrecht, The Netherlands. (En prensa.)
Julián Chela-Flores, Guillemo A. Lemarchand, and Juan Oro (2000). Astrobiology: Origins from the Big Bang to Civilisation. Kluwer Academic Publishers: Dordrecht, The Netherlands.
Julián Chela-Flores, Tobias Owen, and François Raulin (2001). The First Steps of Life in the Universe. Proceedings of the Sixth Trieste Conference on Chemical Evolution. Trieste, Italy, 18-22 September, 2000. Kluwer Academic Publishers: Dordrecht, The Netherlands. (En prensa.)
Referencias bibliográficas
1. Charles Darwin (1859). The origin of species by means of natural selection or the preservation of favored races in the struggle for life. London: John Murray.
2. John Dewey (1910). The influence of Darwin on Philosophy. New York: Holt. [Reprinted by Bloomington: Indiana University Press, 1965.]
3. Willard Van Orman Quine (1960). Word and Object. Cambridge, Mass.: Harvard University Press.
4. Daniel C. Dennett (1995). Darwin's Dangerous Idea. Penguin: London.
5. John Paul II (1996). Papal Message to the Pontifical Academy of Sciences of 22 October 1996 : Commentarii 4, N.3. Vatican City 1997. pp. 15-20.
6. Frank Drake and Dava Sobel (1992). Is there anyone out there? The scientific search for Extraterrestrial Intelligence. D. Delacorte Press: New York.
7. Joan Horvath, Frank Carsey, James Cutts, Jack Jones, Elizabeth Johnson, Bridget Landry, Lonne Lane, Gindi Lynch, Julian Chela-Flores, Tzyy-Wen Jeng and Albert Bradley (1997). Searching for ice and ocean biogenic activity on Europa and Earth. Proceedings of Optical Science, Engineering, and Instrumentation SD 97 Symposium: Instruments, Methods and Missions for Investigation of Extraterrestrial Microorganisms. The International Society for Optical Engineering, Bellingham, WA, USA. pp. 490-500.
8. Bertrand Russell (1961). Entrevista. John Chandos, productor y editor. Grabación distribuída por Pye Records: Londres. Sección: "Background to National Greatness".
9. Fondazione Giorgio Cini (1997). Venezia da Stato a Mito. Marsilio Editori: Venezia.
10. Kenneth Clark (1969). Civilisation. Harper: Londres.
11. Piero Bianucci (1997). Stella per Stella. Guida Turistica del Universo. Giunti: Firenze.
12. Francesco Bertola(1992). Da Galileo alle Stelle. Biblos Edizioni: Padova.
13. Christian De Duve (1995). Vital dust: Life as a cosmic imperative. Basic Books.
14. Lori Marino (1997).Our search for "Intelligent Life" Its evolution on Earth can inform the possibilities of its emergence elsewhere. Bioastronomy News 9, Number 3, pp.1-2
15. St. Augustine (1984). City of God. Penguin Classics: London.
16. John Paul II (1996). Papal Message to the Pontifical Academy of Sciences of 22 October 1996. L'Osservatore Romano Edición N. 44; 30 Octubre. p.3 y p. 7 Recomendamos el texto en su versión original (Francés): Commentarii 4, N.3. Vatican City 1997. pp. 15-20.
17. Ernesto Mayz Vallenilla (2000). Astrofisica y Metatecnica. Principia 14, 3-7.
18. Jacques Monod (1972). Chance and Necessity. Collins: London. pp. 187.
19. Julián Chela-Flores (2001). Search for microorganisms on Europa and Mars in relation with the evolution of intelligent behavior on other worlds. Informe Especial de la Agencia Espacial Europea ESA SP 496. (En prensa.)