Letras de Deusto, Revista del Departamento de Filosofía, Universidad de Deutso, Bilbao, España. (En prensa.)
MARCO CULTURAL DE LA ASTROBIOLOGIA (*)
Julián Chela-Flores
The Abdus Salam International Centre of Theoretical Physics
Miramare P.O. Box 586; 34100 Trieste, Italia, e
Instituto de Estudios Avanzados
Caracas 1015A, VenezuelaTel. +390-40-2240392; fax: +390-40-22-42 41;
E-mail: chelaf@ictp.trieste.it;
URL: http://www.ictp.trieste.it/~chelaf/index.html
Resumen
Argumentamos que el tema del origen de la humanidad debe ser de interés para todos los sectores de la cultura. Deseamos evidenciar los cambios que el estado actual de la astrobiología implica en la cultura. Consideraremos algunas ramas de la ciencia que contribuyen a nuestra presente apreciación del origen de la humanidad. La astrobiología ha contribuido a dar respuesta parcial a preguntas que han acompañado a la humanidad desde la antigüedad. Finalmente, resumiremos cuales son los ambientes donde la vida pudiese surgir en el universo. Discutimos cuales son algunas de sus implicaciones, poniendo particular atención al Sistema Solar. Excluyendo a la Tierra existen ambientes favorables a la vida, ya sea en el presente o en el pasado; conocemos dos notables ejemplos: el planeta Marte y Europa, el satélite del planeta Júpiter. Además, consideraremos algunas de las implicaciones filosóficas en esta área de investigación, a pesar de que hasta la fecha no existan pruebas de vida fuera de la Tierra.
1. La astrobiología
La astrobiología es la ciencia que estudia el origen,
evolución, distribución y destino de la vida en
el universo. Para abordar un tema tan complejo comenzaremos con
el origen de la vida en la Tierra. Primero que todo, quisiéramos
cuestionar si nuestra discusión de carácter divulgativo,
deba ser necesariamente independiente de las otras culturas, ya
que1:
La filosofía es algo intermedio entre la teología
y la ciencia. Como la teología, la filosofía consiste
en especulaciones sobre temas de los cuales hasta el presente
conocimiento definitivo no ha sido logrado; pero como la ciencia
la filosofía invoca el razonamiento humano más bien
que la autoridad, ya sea ésta la tradición o la
revelación.
Por otro lado, el papel que juega la ciencia ha sido discutida
en un contexto más amplio, por ejemplo 2: Si la ciencia
y la religión son tan ampliamente similares, y no arbitrariamente
limitadas en sus dominios, claramente ellas deberían en
cierto momento converger .
No parece que hubiese ningún tipo evidente de convergencia.
La actual relación entre tres de las culturas relevantes
a la astrobiología: ciencia, filosofía y teología
ha sido discutida recientemente 3:
La cultura contemporánea requiere un constante esfuerzo
de síntesis del conocimiento y una integración de
nuestra comprensión...pero si la especialización
no está balanceada por un esfuerzo destinado a poner atención
a las relaciones en nuestra comprensión, existe el gran
peligro de generar una "cultura fraccionada".
Algunas de las más profundas preguntas que son relevantes
a toda la cultura nos han acompañado desde tiempos bíblicos:
¿Cuál es el origen del universo?, ¿De qué
está constituido el universo?, ¿Cuál es su
destino?, ¿Cómo comenzó la vida? y, en particular,
¿Cómo se originó la humanidad?
Consideraremos una pregunta adicional: ¿Estámos
solos en el universo, y de no ser así, cuál es la
posición de la humanidad en un contexto universal? Deseamos
evidenciar a continuación algunos cambios que la astrobiología
actual está imponiendo sobre la cultura en general.
EL GEOCENTRISMO Y EL ANTROPOCENTRISMO EN NUESTRA CULTURA
Recordemos que el contraste durante el Renacimiento entre ciencia
y teología se demuestra insostenible en el Siglo XIX con
el advenimiento de una de las mayores revoluciones del pensamiento
humano, las dos teorías de Darwin: la Teoría de
la Descendencia Común y la Teoría de la Selección
Natural. Con ellas queda virtualmente excluido el antropocentrismo.
En término de las teorías de Darwin podemos intentar
4 entender a grandes rasgos la ascendencia desde el origen de
los átomos, evento ocurrido unos 300 mil años después
del nacimiento del universo, hasta la eventual trayectoria desde
el origen de las moléculas en el cosmos hasta el advenimiento
de la humanidad.
El origen de la dificultad en unificar los diferentes aspectos
de las culturas está en la introducción de un concepto
metafísico (el ánima) en una discusión científica.
Al tomar esa decisión, Descartes excluye a priori la
posibilidad de producir un argumento ontológico continuo
que pueda ser aceptable para todos los sectores de la cultura.
Decartes intentó describir la manera como ánima
y cuerpo se relacionan, sin lograr mayor éxito en su empresa.
Para lograr un argumento ontológico continuo, la ciencia
tuvo que esperar la época de Charles Darwin. La originalidad
de Darwin consistió en haber dado inicio a una manera de
estudiar el origen de la humanidad independientemente de la visión
cartesiana, que habría de ser aceptable al resto de la
cultura. Desde la época de Galileo Galilei, imperceptiblemente
el concepto de una discontinuidad epistemológica
es introducido en las discusiones culturales interdisciplinarias.
Cuando a sus 46 años Galileo comienza con su publicación
en el "Mensajero Celeste" anunciando la rotación
de cuatro lunas alrededor del planeta Júpiter (hoy llamadas
satélites galileanos, es decir, en orden de sus distancias
a Jupiter: Io, Europa, Ganímedes y Calixto). De esta manera
se pone en evidencia el primero de un abanico de fenómenos
planetarios que obligan a la aceptación de la teoría
heliocéntrica, la cual Nicolás Copérnico
hiciera publicar poco antes de su muerte en 1543.
Desde la noche del 7 de Enero de 1610 es evidente para Galileo
que todos los astros accesibles a telescopios capaces de apenas
unos 20 aumentos lineales, demuestran evidencia de rotación,
ya sea de satélites alrededor de sus respectivos planetas,
o de planetas y sus satélites alrededor del Sol.
De esta manera queda virtualmente excluido el 'geocentrismo',
que perduraba en la mente humana por unos 1500 años. Lo
que queremos señalar es que en la defensa ante sus críticos,
Galileo se restringe a discutir sólo lo que es directamente
observable. Podemos decir que esta actitud, luego a ser adoptada
como la base de la ciencia, implica que hay una discontinuidad
epistemológica en el diálogo intercultural:
lo que no es observable queda excluido del discurso científico,
aunque puedan ser de vital relevancia a las otras ramas de la
cultura. En otras palabras, un evento no observable no es negado
necesariamente por la ciencia, sólo que dentro de la cultura
lo no-observable es tema que puede tratarse de maneras diferentes:
1. En términos teológicos, o sea a través
de la revelación y enseñanza de las diversas tradiciones
religiosas.
2. En términos filosóficos, en base al razonamiento
condicionado por el ambiente dentro del cual se mueve el filósofo.
Dicho ambiente está fuertemente condicionado por la nueva
física y astronomía durante el Renacimiento. El
razonamiento filosófico está condicionado en nuestros
días por una razón que es difícil definir,
debido al revolucionario progreso en nuestra potencial capacidad
de diseñar misiones espaciales para independizarnos de
lo que podemos aprender a través de nuestros propios sentidos.
Este tema será considerado de nuevo en la Sección
4.
EL ORIGEN DE LA VIDA EN LA TIERRA
En la tradición galileana la verificación por
medio de observaciones, o experimental, es esencial. Dentro de
este límite tanto el origen de la humanidad como el marco
cultural de la relación hombre-universo, pueden ser enfocados
en una serie de etapas:
1. La formación de las moléculas en el cosmos.
2. Los pasos que elevaron las moléculas orgánicas
a replicadores (biomoléculas) capaces de sufrir mutaciones
y, por consiguiente, adaptarse a un ambiente sujeto a cambios
aleatorios.
3. La incorporación de biomoléculas en membranas
(bicapas lipídicas), acto que da lugar a la formación
de la primera célula viviente.
4. La evolución de las primeras células vivientes
conteniendo material genético no restringido dentro de
una segunda membrana interior. La ausencia de este núcleo
interior caracteriza dos de los más importantes agrupamientos
de organismos contemporáneos. Esta fundamental propiedad
taxonómica nos induce a referirnos a estos simples organismos
como células 'procarióticas', mientras que a los
organismos unicelulares dotados de un verdadero núcleo
se les llama células 'eucarióticas'; hay evidencia
en micropaleontología que nos induce a pensar que hace
dos mil millones de años la eucariogénesis ya había
ocurrido en la Tierra.
La descripción del origen de la humanidad presentada hasta
este punto está basada en:
· la física, en sus aplicaciones a la cosmología
y escatología,
· la química, en sus aplicaciones a la cosmoquímica
y a la evolución química,
· la geología, en sus aplicaciones a la geocronología,
paleontología y a la biogeoquímica,
· la biología, en las dos teorías de Darwin,
ya mencionadas anteriormente, así como también en
la biología molecular y la taxonomía.
La descripción del origen de la humanidad que concierne
nuestra investigación en el área general de la astrobiología,
está desvinculada de las discusiones teológicas,
ya que aquellas están principalmente enfocadas sobre conceptos
metafísicos, tales como el ánima y el espíritu
y se basan en revelación y tradición.
2. El origen de la vida en el universo
Unos de los objetivos de la astrobiología es obtener
dentro de un contexto de la evolución cósmica una
visión completa de todas las etapas intermedias de la evolución
de la vida, es decir:
· la evolución química, la cual lleva desde
los átomos hasta las biomoléculas,
· la evolución prebiótica, la cual lleva
desde las biomoléculas hasta los primeros organismos unicelulares
· la evolución biológica, la cual lleva desde
las primeras células vivientes hasta los organismos unicelulares,
ya sean procarióticos o eucarióticos.
Un progreso significativo, pero no completo aún, comenzó
en los años sesenta. Estos avances estaban motivados por
el muy conocido experimento de Stanley Miller, quien había
logrado sintetizar algunas biomoléculas (aminoácidos)
en condiciones que pretendían imitar la atmósfera
primitiva de la Tierra.
Pasos importantes en la síntesis de los monómeros
más importantes fueron dados a continuación por
otros químicos orgánicos, entre ellos destacan los
astrobiólogos americanos Sidney Fox, Cyril Ponnamperuma
(esté último fue oriundo de Sri Lanka), y el ilustre
astrobiólogo español Juan Oró. Nosotros creemos
que los pasos de la evolución hacia la vida están
aún incompletos. Sin embargo, las leyes de la física,
química y biología sugieren un cosmos en donde la
materia orgánica está inexorablemente auto-organizada
en organismos vivientes. El estudio del origen de la vida comenzó
a formarse como disciplina científica unos 70 años
después de la publicación de la principal obra de
Darwin: "El Origen de las Especies". Pero hace
también unos 70 años que el químico orgánico
Alexander Oparín aplicó el método científico
al problema del origen de la primera célula. De esta manera
el problema del origen de la vida, que hasta esa fecha estaba
dentro del dominio exclusivo de la teología y de la filosofía,
fue insertado dentro de un contexto científico.
Sin embargo, la astrobiología tiene otros dos aspectos
igualmente importantes, la evolución de la vida y su distribución
en el universo. Por consiguiente, el contexto de la química
orgánica debe ser ampliado para incluir las ciencias de
la vida, de la tierra y espaciales.
Un factor importante en este crecimiento vertiginoso es debido
al éxito de las misiones espaciales de los últimos
30 años (Mariner, Apollo, Viking y particularmente las
misiones Voyager y Galileo al sistema de Júpiter a las
cuales regresaremos en las dos secciones siguientes). Un amplio
elenco de otras misiones están en proceso de planificación
o ejecución. Nuevas áreas de investigación
se han concebido como consecuencia de este cambio de énfasis.
Por ejemplo, la protección planetaria. Su propósito
es nuestra preparación para el regreso de muestras de rocas
o hielos del planeta Marte o del satélite Europa. La primera
prueba importante será regreso de rocas marcianas.
3. La evolución de la vida en el universo
Dada la importancia del origen, evolución y distribución
de las biomoléculas en la evolución del sistema
solar, comenzamos por comentar sobre el origen de algunas de las
más importantes biomoléculas. Debemos recordar el
gran progreso en nuestra comprensión de las moléculas
orgánicas interestelares y la posible fuente extraterrestre
de moléculas precursoras de las biomoléculas.
Alrededor del 98% de toda la materia en el Universo está
constituida de hidrógeno y helio. Los otros cinco elementos
biogénicos C, N, O, S y P constituyen sólo el 1%
de la materia cósmica. La abundancia de los elementos biogénicos
sugiere que la mayor parte de las moléculas en el Universo
son orgánicas. De hecho, del centenar de moléculas
que han sido detectadas, ya sea por medio de la espectroscopía
de microondas, o en el infrarrojo, 75% son orgánicas.
Vale la pena enfatizar que las simulaciones efectuadas en el área
de la evolución química se comparan favorablemente
con las observaciones del medio interestelar. Algunas de las moléculas
detectadas por medio de la radioastronomía son precisamente
aquellas que en el laboratorio se han demostrado ser precursoras
de las biomoléculas.
Las principales biomoléculas son: los aminoácidos,
los ácidos nucleicos, los lípidos y los polisacáridos.
En total, 12 moléculas interestelares ya han sido sintetizadas
en experimentos de evolución química, las cuales
son efectivamente precursoras de las cuatro principales biomoléculas.
La evolución de los compuestos orgánicos (principalmente
de H, N, O y P) en el medio interestelar han sido cuidadosamente
estudiados. El gas resultante, junto con polvo, hielos y granos,
son a su vez precursores del Sistema Solar a través de
un eventual proceso de condensación.
En particular, algunas de las moléculas precursoras que
han sido detectadas en el medio interestelar son: hidrógeno
molecular, agua y monóxido de carbono. La investigación
en este campo, llamado la 'cosmoquímica', se ha venido
desarrollando desde hace ya unos cincuenta años. Un objetivo
de nuestra investigación va más allá de la
evolución química. Ya en la evolución celular
la totalidad de los organismos formados de células eucarióticas
se les llama, en la terminología más reciente, el
"Dominio Eukarya". Este dominio debe interpretarse
como un agrupamiento más elevado que el 'Reino', ya que
dicho dominio contiene reinos, entre ellos el Reino Animal.
Por otra parte, entre los procariotes podemos definir dos dominios
adicionales: el Dominio Bacteria y el Dominio Arquea. Este último
requiere alguna explicación. Estos organismos unicelulares
no son ni eucariotes ni bacterias, usualmente habitan en condiciones
extremas de temperatura, presión o salinidad; tradicionalmente
se les ha llamado arqueobacterias. En particular, adoptamos
la siguiente terminología para los procariotes:
· Decimos que son termófilos cuando logran
adaptarse a una temperatura ambiente elevada (hasta por encima
de los 100 ° C).
· Cuando se adaptan a condiciones acídicas extremas
les llamamos 'acidofílicos'.
· Las expresiones alternativas: 'extremófilos'
o 'hipertermófilos' a veces se usan para distinguir
diferentes grados de adaptabilidad a condiciones extremas.
Los principales pasos de la evolución química fueron
tomados en la Tierra desde 4.6-3.9 GaAP. Este primer intervalo
del tiempo geológico se llama la Subera Hadeana debido
a las condiciones poco favorables a la vida que existían
en la Tierra primordial.
Observemos, sin embargo, que impactos por grandes asteroides no
necesariamente excluyen la posibilidad que el período de
la evolución química podría haber sido considerablemente
más breve que lo que hemos supuesto anteriormente. Es posible,
además, que la Tierra podría haber estado continuamente
en presencia de ecosistemas no dependientes de la fotosíntesis,
desde una época realmente remota, hace unos 4.44 miles
de millones de años antes del presente (GaAP). En esos
remotos períodos la vida ya habría colonizado hábitats
extremos. Se habrían desarrollado ecosistemas que podrían
sobrevivir impactos capaces de hervir toda el agua de un océano
cuya profundidad fuese de hasta 3 mil metros.
En resumen, la evidencia que tenemos de biogeoquímica y
micropaleontología indican que en el intervalo 3.9 - 2.5
GaAP del Arqueano la vida, tal como la reconocemos hoy, ya estaba
presente en la Tierra. Existe una rica documentación de
microfósiles del Dominio Bacteria, particularmente en lo
que concierne a múltiples especies de las cianobacterias.
Sin embargo, hay que resaltar que los fósiles que nunca
han sido expuestos al metamorfismo regional son solamente
aquellos de una antigüedad no superior a 3.5 GaAP.
Vale la pena detenerse un instante a considerar este fenómeno
geológico del metamorfismo, el cual es de máxima
importancia para las consideraciones de rocas del Arqueano. Este
fenómeno consiste en el ajuste mineralógico y estructural
de rocas a condiciones físicas y químicas en la
profundidad de la corteza terrestre. Normalmente este ambiente,
que induce los cambios metamórficos, es radicalmente diferente
al ambiente en donde se ha generado la roca misma. Es debido a
estos cambios que se ha discutido tan intensamente la veracidad
de los datos correspondientes al período comprendido entre
3.9 - 3.5 GaAP.
Por otro lado, la primera aparición de los eucariotes puede
ser seguramente colocada en el Eón siguiente, llamado el
Proterozoico (2.5 - 0.6 GaAP). Este Eón presenció
el radical cambio de una atmósfera casi enteramente libre
de oxígeno a una atmósfera ricamente oxigenada,
ya para 2 GaAP. El aumento del oxígeno atmosférico
fue el factor central que permitió la evolución
de la célula eucariótica: la eucariogénesis.
Consideraciones que involucran la teoría de la evolución
y a la biología molecular nos inducen a poner el énfasis
en una taxonomía de organismos unicelulares, más
bien que de organismos multicelulares. Un aspecto de este nuevo
paradigma es que el entendimiento de la primera aparición
de la inteligencia en la Tierra se reduce a comprender la primera
aparición de la célula eucariótica, en vez
de la humanidad, ya que los únicos organismos inteligentes
que conocemos en la Tierra pertenecen al Dominio Eukarya. La mayoría
en mi generación fue educada con una biología que
enfatizaba una clasificación taxonómica basada en
reinos como el más alto agrupamiento de organismos. Eso
fue debido a la falta de conocimiento de la biología molecular,
la cual sólo recientemente ha aclarado las bases de una
taxonomía racional que considera a los tres principales
dominios Bacteria, Arquea y Eukarya como los agrupamientos más
altos de los organismos terrestres.
Podríamos adaptar los comentarios de Julián Huxley
en su introducción de la obra del Padre Teilhard: "El
Fenómeno del Hombre" 5: Parecería haber
un evidente e inexorable aumento hacia mayor complejidad en la
transición de Bacteria a Eukarya. Con Christian De Duve
6, podemos decir que las leyes de la física y de la química
implican la obligatoria aparición de la vida durante la
evolución cósmica. Este punto de vista, con el cual
estamos de acuerdo, no se presta a la crítica que Peter
Medawar hiciera sobre el trabajo del Padre Teilhard 7.
EL FENOMENO DE LA CELULA EUCARIOTICA 8
Nosotros deseamos tomar un paso más allá de la
posición de De Duve, quien se limita a sostener que la
vida es una consecuencia natural de las leyes de la física
y de la química. Más bien adelantemos la siguiente
hipótesis:
Una vez que los procesos que generan la vida entran en acción,
los planes celulares (procarioticidad y eucarioticidad) son una
consecuencia obligatoria de las leyes de la física, de
la química y de la biología. Tal situación
no es característica sólo de la evolución
de la biota terrestre. La evolución de los planes procarióticos
y eucarióticos ocurrirán en cualquier otro planeta,
o satélite, que pueda ofrecer los tres ingredientes básicos
de la vida. Estos son: una reserva de material orgánico
sea de origen exógeno o endógeno, agua líquida
y una fuente de energía estelar o geológica.
Esta hipótesis está sujeta a verificación
8-10. Intimamente ligada a la hipótesis de la universalidad
de la eucariogénesis está la cuestión de
la posible existencia de la vida extraterrestre: ¿Es razonable
intentar la búsqueda de organismos análogos a los
de la Tierra, tales como eucariotes o, más bien deberíamos
estar buscando algo totalmente diferente?
Senderos evolutivos similares a los terrestres puedan haber ocurrido
dentro de nuestro propio Sistema Solar. En este contexto impactos
catastróficos pueden haber sido generadores de la propia
historia de la Tierra, transportando microorganismos que pudiesen
haberse desarrollado en una época más clemente,
por ejemplo en el planeta Marte. El mecanismo de transporte desde
Marte hasta la Tierra sería el desplazamiento de cantidades
sustanciales de rocas de la superficie marciana, como consecuencia
de colosales colisiones de asteroides con la superficie del Planeta
Rojo.
En contraste con la posición que niega la existencia de
organismos análogos a los que ya conocemos, tenemos la
siguiente posibilidad: Todos estamos de acuerdo en que el resultado
final de un proceso evolutivo paralelo al nuestro no reproduciría
la biota terrestre. Pero yo estimo que De Duve ha abierto un nuevo
sendero para la investigación cuando pregunta: ¿Cuán
diferente sería el resultado del origen de la vida en otros
mundos? Esto nos obliga a aclarar que no hay razón alguna
para que los detalles del árbol filogenético sean
reproducidos en un proceso de evolución paralela.
Por otro lado, hay amplio margen para la evolución de un
árbol de la vida de otra forma en un ambiente extraterrestre.
Ciertas direcciones pueden cargar tal ventaja selectiva que puede
tener una alta probabilidad de que también ocurran en otros
mundos.
LA POSICIÓN DE LA HUMANIDAD EN EL UNIVERSO
La interpretación de la Teoría de la Evolución
de Darwin que enfatiza la casualidad inherente a la aleatoriedad
de las mutaciones genéticas parecería favorecer
la singularidad de la humanidad dentro del cosmos. Esa posición
podría definirse con la frase: Estamos solos en el universo.
Sin embargo, una posición diferente ha sido asumida por
una especialidad de la radioastronomía, que se han dedicado
a la búsqueda de la vida inteligente extraterrestre. (Para
identificar esta disciplina de la radioastronomía usaremos
la abreviación SETI proveniente del inglés: 'Search
for extraterrestrial life'). Veamos a continuación algunos
conceptos que apoyan a la idea de un universo en donde se manifiesten
múltiples formas de comportamiento inteligente.
Los seres humanos representan sólo una especie entre 4
mil especies de mamíferos. Los mamíferos, por su
parte, son un pequeño grupo de unas 20 mil especies de
vertebrados. A su vez los vertebrados resultan una pequeña
fracción cuando se comparan con el millón de especies
de insectos. Eso nos da una perspectiva real de la posición
de la humanidad dentro de la totalidad de los organismos vivientes.
Podemos aceptar cierta complejidad neurológica en los humanos
en comparación, por ejemplo, con anélidos. Sin embargo,
insistir que la posición de los humanos es especial parecería
estar en bases inseguras, es decir desde el punto de vista de
algunos autores. Por ejemplo, con Gould 11 podríamos traer
a colación los sifonóforos. Estos primitivos animales
multicelulares constituyen todo un orden del filo Cnidaria. Sus
miembros están caracterizados por la producción
de colonias altamente polimórficas sin esqueletos: Gould
cita este ejemplo para insistir que ellos constituyen el máximo
logro en la construcción de colonias. La conclusión
de esta línea de argumentación es que ninguna tendencia
podría ser seleccionada como el indicador de una posición
especial de una especie entre los 30 millones en que se estima
la totalidad de las especies que actualmente existen en la Tierra.
Por otro lado, la evolución de la inteligencia en los humanos,
introduce un factor adicional, la evolución cultural, más
allá de la selección natural, que es particularmente
difícil de estudiar sobre una escala geológica del
tiempo: La cultura en los humanos es un fenómeno reciente,
debido a que su evolución no va más allá
de 2 millones de años antes del presente (MaAP). Indicadores
claros de cultura datan desde una antigüedad podemos medir
en miles de años, más bien que en millones, o miles
de millones de años. Homo sapiens es capaz de dar
respuestas flexibles a cambios ambientales. La cultura podría
ser un indicador para diferenciar al H. sapiens de otras
especies.
Creemos que hay acuerdo general en el sentido que en un ambiente
extraterrestre la evolución, a través de la selección
natural, no reproduciría a la humanidad. Sin embargo, la
posibilidad debe de ser considerada si un nivel de inteligencia
equivalente de los humanos (por ejemplo en el desarrollo de tecnologías)
podría ser logrado como consecuencia de los factores evolutivos
que ya hemos identificado en la Tierra: la selección natural
y la evolución cultural. Esta opción es independiente
de los detalles particulares del árbol de la vida (filogenético)
que hayan elevado a microorganismos hasta organismos (no-humanos)
inteligentes.
Al reconocer la inevitable incorporación de la contribución
de Darwin a nuestra cultura, nos obliga a todos los que participamos
en su desarrollo, ya seamos científicos, filósofos,
teólogos o artistas, a enfrentar dificultades aún
no resueltas. La eventual solución de estas dificultades
contribuirá inevitablemente a evitar el fraccionamiento
de la cultura en sub-culturas. De poderse lograr este objetivo
superaríamos una situación que hemos mantenido desde
el nacimiento de la cultura. En la próxima sección
continuaremos la búsqueda de una respuesta a una de las
más profundas preguntas que surgen del tema que hemos seleccionado
para este trabajo: ¿Estámos solos en el universo?
De no ser así, ¿Cuál es la ubicación
de la humanidad dentro de posibles evoluciones paralelas?
4. La distribución de la vida en el universo
Después de casi 70 años de investigación
en química, física y biología no hemos todavía
resuelto el problema de nuestros orígenes. Podemos, sin
embargo, comprender como se forman algunas bases de los ácidos
nucleicos, algunos aminoácidos de las proteínas,
pero nos falta resolver muchas dificultades.
Una alternativa es la investigación de la vida extraterrestre.
Nuestra suposición es que podremos progresar más
rápido siempre que tengamos más de un ejemplo de
una línea continua de evolución (Todo lo que sabemos
es que en la Tierra, en menos de 4 miles de millones de años,
la evolución biológica ha llevado al 'progenote'-ancestro
común de toda la vida terrestre, incluyendo hasta el Homo
sapiens.). Para comenzar, proponemos la pregunta central de
nuestra inquietud: ¿Dónde debemos buscar los
nuevos organismos? Para acercarnos a una respuesta tentativa
debemos primero regresar al fundamental trabajo de Galileo ya
considerado en la Sección 1, quien descubrió cuatro
lunas del planeta Júpiter.
Hemos cubierto un largo trecho desde los albores del Siglo XVII
hasta el presente. Hoy estamos en capacidad de poner un telescopio
en órbita. Desde 1993 tenemos al Telescopio Espacial Hubble
funcionando en perfectas condiciones. Con este instrumento hemos
logrado extraordinarias nuevas imágenes.
AMBIENTES EXTRATERRESTRES PROPICIOS AL ORIGEN DE LA VIDA
A pesar de estos logros en obtener mejores telescopios, con
los instrumentos ópticos no hemos llegado a un nivel satisfactorio,
ya que uno de los principales objetivos de la astrobiología
es la búsqueda de planetas extraterrestres donde la vida
pueda evolucionar.
El telescopio Hubble es insuficiente para este propósito.
Una alternativa, actualmente en estudio, es poner en órbita
solar un equipo óptico capaz de detectar planetas similares
a la Tierra en otros sistemas solares (el Proyecto Darwin).
Desde 1995 se han descubierto planetas extrasolares, todos ellos
en nuestra vecindad, es decir contenidos dentro de una esfera
de radio de unos 100 millones de años luz. El primer planeta
extrasolar descubierto es posiblemente uno de los más extraños.
Está en órbita alrededor de la estrella Pegasi 51.
Es de la dimensión de Júpiter, pero su órbita
es más pequeña que la de Mercurio. Hasta la fecha
se conocen un centenar de otros ejemplos de planetas extra solares.
Júpiter es notable, además de su dimensión,
por sus cuatros grandes lunas de un total de 16, distribuidas
en cuatro sistemas de órbitas elípticas. Ambas misiones,
Voyager y Galileo, se han encontrado con Júpiter y sus
lunas. Del cuarteto de satélites galileanos, el más
cercano a Júpiter es Io, a una distancia de 6 RJ
(donde RJ representa el radio de Júpiter). Io es ligeramente
mayor que la Luna. Pero la real diferencia entre las dos lunas
es que nuestro satélite no tiene ninguna actividad tectónica,
mientras que Io es realmente el cuerpo más volcánico
de nuestro sistema solar.
El segundo satélite galileano es Europa, de dimensión
algo menor que la Luna. Sin embargo, actualmente es el centro
de atención de la astrobiología. Europa está
ubicada en órbita poco excéntrica (0,009) a una
distancia de casi 10 RJ. Este extraordinario mundo está
totalmente cubierto de hielo. La superficie ha sido fotografiada
por la misión Galileo-Europa, la cual fue destinada
principalmente a este satélite. Como Europa está
relativamente cerca de Io, podemos conjeturar que también
es geológicamente activa, posiblemente volcánica
en su núcleo de silicato. (Conocemos la existencia de ese
núcleo gracias a observaciones precisas de la densidad
del satélite: 3.01 gm/cm3).
Dicha actividad volcánica podría constituir una
fuente para derretir la capa de hielo que cubre a Europa. Por
estas razones la cuestión de la posible existencia de un
océano en el satélite Europa ha sido ampliamente
discutida recientemente. Con una alta probabilidad también
debería existir un inventario de carbono y compuestos orgánicos.
En resumen, Europa podría tener las tres condiciones que
estimamos sean suficiente para que evolucione la vida: una fuente
de energía (volcánica), agua líquida y materia
orgánica. Los otros dos satélites galileanos son
también de interés para la aswtrobiologia: Ganímedes
y Calixto están respectivamente a 16RJ y 30 RJ ambos
son de tamaño comparable a Titán. De hecho Ganímedes
es más grande, siendo el satélite más grande
del Sistema Solar. Sin embargo la consideración de estos
dos satélites sobrepasa el limite de este trabajo
Para los próximos diez años hay propuestas para
la exploración de Europa, para comprender más profundamente
su potencialidad para mantener vida. La misión Galileo
para Europa, un aspecto particular de la propia misión
Galileo, preparó un mapa global de su superficie. Esto
aumenta considerablemente la información recabada por las
misiones Voyagers y la primera fase de la propia misión
Galileo. La segunda es la misión Criobot-Hidrobot. Inicialmente
un grupo de investigadores del Jet Propulsion Laboratory del Instituto
Tecnológico de California, junto con algunos colaboradores
en Europa, incluyendo nuestro Centro 12, propuso descender sobre
la superficie, donde ya pudiesen detectarse algunos compuestos
bioquímicos y posiblemente algunos microorganismos.
Hay algunos sitios en la Tierra en donde existen condiciones ambientales
análogas a las de Europa. Un primer ejemplo es el océano
Ártico, en donde distinguimos las profundas hoyas de Canadá,
Fram y Noruega. (El Polo Norte esta justo entre las hoyas de Fram
y Canadá.) Podemos apreciar que por debajo de la superficie
congelada de estas hoyas la temperatura del agua líquida
está por encima de los 4 grados Centígrados, aún
a una profundidad de unos 500 metros.
Podemos encontrar un segundo ejemplo en Antártica. Allí
una gran variedad de microorganismos ya han sido estudiados. En
particular, gracias al descubrimiento de Sir Robert Scott en 1905
conocemos los lagos de los valles congelados. En el Valle de Taylor
hay varios lagos permanentemente cubiertos con una superficie
congelada (por ejemplo, los lagos de Fryxell y Hoare).
En el Valle de Victoria tenemos otro ejemplo el cual ha sido bien
estudiado desde el punto de vista de la microbiología,
es decir el Lago Vanda. También sabemos que en todos estos
lagos existen bacterias (cianobacterias) y aun organismos unicelulares
que han evolucionado hacia células más complejas.
Tal es el caso de las diatomeas, las cuales están caracterizadas
por un núcleo que secuestra el material genético,
o sea son organismos eucarióticos.
Hay un acuerdo general que tales organismos podrían sobrevivir
en el océano de Europa. Para investigar la posibilidad
no de la supervivencia de organismos terrestres en Europa, sino
más bien la posibilidad de la existencia de microorganismos
en Europa, se ha concebido un mini-sumergible que pudiese penetrar
la superficie y explorar el océano.
La misión Criobot-Hidrobot consiste en el desarrollo de
un penetrador (el criobot) el cual estaría en capacidad
de expulsar el sumergible (el hidrobot), una vez que se haga el
contacto con el agua líquida. El hidrobot ha de contener
la instrumentación adecuada para la identificación
de las características del océano, pero nosotros
estimamos que por sobre todo el objetivo principal debería
ser la búsqueda e identificación del grado de evolución
de los posibles microorganismos de Europa 8. Las primeras estimaciones
prevén que la misión pudiese estar pronta para su
lanzamiento en la próxima década. Este mayúsculo
esfuerzo de las agencias espaciales deberá estar precedido
de unas serie de pruebas en un ambiente terrestre. El sitio más
adecuado es Antártica. En ese continente se encuentra un
lago sumergido debajo de una capa de hielo de unos 4 mil metros.
Este lago, ubicado debajo de la Estación Rusa Vostok, es
del tamaño del Lago Ontario en Canadá.
Será de particular interés investigar la posibilidad
de la existencia de la vida. Según algunas estimaciones
se cree que los organismos del Lago 'Vostok' pueden haber estado
aislados por un millón de años.
En los años 70 la misión orbital Viking destinada
a Marte produjo suficientes datos para poder construir una imagen
de todo su hemisferio occidental Esta imagen muestra dos sitios
relevantes para el origen de la vida:
· Ascareus Mons es un volcán de 27 Km. de
altura, lo cual demuestra que en algún momento de su pasado
Marte ha debido ser geológicamente activo.
· El segundo ambiente que deseamos resaltar es el Valle
Marineris, descubierto por una misión previa a la Viking,
de nombre "Mariner". Se extiende por unos 4 mil kilómetros
a lo largo del ecuador marciano. La morfología de esta
formación sugiere que en su pasado Marte ha debido tener
agua en su superficie. De los datos recabados por la misión
Pathfinder durante el año 1997, junto con los datos del
Viking en 1976, podemos concluir que no hay gran variedad en la
superficie; por consiguiente, para obtener datos novedosos y de
interés debemos excavar en futuras misiones, como por ejemplo
en la "Mars Express" de la Agencia Espacial Europea
(ESA), por medio de la sonda Beagle 2, la cual deberá de
aterrizar en Marte en el año 2004.
5. El destino de la vida en el universo
A pesar de todos los progresos de la astrobiología, la Tierra sigue siendo el único sitio donde estamos seguros que exista la vida. Sin embargo, la distribución de la vida en el universo puede ser estudiada por medios científicos a través de misiones espaciales bien diseñadas, tal como fue ilustrado en la Sección 4. Por ello el último sector de la astrobiología, o sea el destino de la vida en el universo, está aún más distante del alcance de la ciencia moderna. Este aspecto de la astrobiologia es de interés no sólo de la ciencia sino también de la filosofía y de la teología.
COSMOLOGIA Y ASTROBIOLOGIA
Algunos aspectos del destino de la vida dependen de la evolucion del cosmos mismo. La cosmología es la ciencia que nos ha permitido reflexionar sobre el origen y destino del universo. El universo, gobernado por leyes que ya conocemos, produce ambientes planetarios en donde la vida surge como consecuencia de estas mismas leyes. La vida evoluciona hasta producir organismos capaces de entender los rasgos generales de todo el proceso evolutivo. Entre los instrumentos creados por el desarrollo de la tecnología están los radiotelescopios, que nos permiten no solo reflexionar sobre nuestra línea continua de evolución biológica, sino también nos permite cuestionar la posible existencia de otros seres con un comportamiento inteligente que debería inducirles a comunicarse entre ellos. Es justo ese aspecto de la evolución de la inteligencia que podría estar sujeta a observaciones radioastronómicas (proyecto SETI).
EL 'BIOCENTRISMO' EN NUESTRA CULTURA
En la Sección 1 vimos como gracias a las trascendentales
contribuciones de Copérnico y Darwin desaparecen profundas
convicciones filosóficas erradas, el geocentrismo y el
antropocentrismo, respectivamente. Mayz en sus Fundamentos
de la Meta-Técnica 13 ha analizado las implicaciones
de esta más acertada visión de nuestro cosmos. Por
lo dicho anteriormente, estimo que no es prematuro reflexionar
sobre lo que significaría el abandono de lo que podríamos
llamar 'biocentrismo' aún radicado en nuestra cultura.
Sólo aclarando la real posición de la humanidad
en el cosmos podremos enfrentar eventualmente el destino de la
vida en el universo:
Definimos "biocentrismo" como la doctrina que
atribuye un carácter único a la evolución
biológica que ha tomado lugar en la Tierra, desde una bacteria
hasta los seres humanos. Esta posición está bastante
radicada en nuestra cultura. Por ejemplo el biocentrismo ha sido
defendido elocuentemente por el ilustre biólogo Ernest
Mayr, quien mantiene que 14: "ellos [los que estudian
el problema de la distribución de la vida en el universo]
simplemente ignoran el hecho que...no es sólo un asunto
de las leyes físicas y capacidad de la ingeniería,
sino es más bien un asunto de factores biológicos
y sociológicos."
Sin embargo, estimo que nuestras consideraciones pueden dar
apoyo a la tesis opuesta, cuyo fruto principal sería llevar
a la humanidad a una visión de sí misma sin ninguna
traza de geocentrismo, antropocentrismo, ni tampoco biocentrismo.
Uno de los más grandes logros en la historia de la ciencia,
y de la cultura en general, sería decidir sobre la relevancia
del biocentrismo, lo cual nos daría una visión más
adecuada de la verdadera posición de la humanidad dentro
del cosmos. Tal paso debe tomarse por razones puramente científicas,
ya sea a través de futuras misiones espaciales exitosas,
o por el eventual resultado positivo del proyecto SETI.
El origen de la vida no es un problema resuelto, pero ya
vislumbramos los principales pasos que han llevado a los átomos
y luego a las moléculas al eventual origen y evolución
del fenómeno de la vida en la Tierra. Hemos comentado sobre
una secuencia de experimentos de evolución química,
para aclarar el origen de la vida. Ellos nos inducen al convencimiento
que la evolución molecular es capaz de generar todas las
macromoléculas necesarias para la generación de
la vida procariótica.
Por otro lado, la evolución de la vida ha sido llevada
al campo científico a través de las teorías
de Darwin. En término de la evolución, con su principal
mecanismo de selección natural, el problema del origen
de las especies y más aún, del origen del ancestro
común a toda la vida en la Tierra, es comprensible.
Hemos mantenido que la búsqueda de la vida extraterrestre
dentro de nuestro propio sistema solar es una vía para
traer el problema de la distribución de la vida
en el Universo firmemente dentro del método científico.
En resumen, de las cuatro áreas de la astrobiología
sólo el destino de la vida en el Universo no está
todavía incluida totalmente dentro del campo científico,
a pesar de su innegable relevancia para otros aspectos de nuestra
cultura.
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(*) Trabajo basado en un ciclo de conferencias dictadas por el autor en la Cátedra UNESCO de Filosofía. (Director: Dr. E. Mayz Vallenilla, Instituto de Estudios Avanzados Caracas, 9-20 Febrero 1998.)
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